Gracias a los profes del CRIE por su paciencia casi infinita, por atendernos, por querernos y por dejar una huella imborrable en cada uno de los mochuelos.
Gracias a las dos maestras que han acompañado en esta aventura a los pequeños mochuelos: Ana y Covadonga. Sin ellas no hubiera sido posible.
Y gracias a todos y cada uno de vosotros, pequeños mochuelos, por todos los momentos que habéis vivido allí, por emocionaros, por demostrar que, dentro de cada uno de vosotros, hay una gran persona. Atrás quedan las que hayáis "liado" allí: lo importante es el camino que tenemos por delante si estamos dispuestos a mejorar.
Estoy orgullosa de vosotros.
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